domingo, 25 de enero de 2015

DEFINICIÓN DE VIOLENCIA DOMÉSTICA

Walker (1999) define la violencia doméstica como un patrón de conductas abusivas que incluye un amplio rango de maltrato físico, sexual y psicológico, usado por una persona en una relación íntima contra otra, para ganar poder o para mantener el abuso de poder, control y autoridad sobre esa persona. Abarca tanto conductas de agresión física "activas": golpes, violación o intentos de asesinato, o "pasivas": privación de cuidados médicos y alimenticios, también conductas de agresión psicológica: amenazas, trato humillante y vejatorio, insultos, destrucción de objetos personales o aislamiento económico y social.
El objetivo principal es siempre el mismo, conseguir el "control" de la víctima.
Las consecuencias de la violencia doméstica son muy negativas para la víctima, incluyendo consecuencias físicas, pero también psicológicas, con frecuencia más graves.
Una de estas consecuencias psicopatológicas es el trastorno de estrés postraumático y la depresión, que afecta al 63,8% y 50% respectivamente de las víctimas, se consideran las consecuencias psicopatológicas más graves e incapacitantes. Otros efectos psicopatológicos habituales son trastornos de ansiedad, pérdida de autoestima, sentimiento de culpa, conductas suicidas, abuso de alcohol y drogas o disfunciones sexuales.
Junto a estos problemas, la pérdida de relaciones afectivas, los sentimientos de culpa, el aislamiento social, la desesperanza y la indefensión ante el maltrato, los elevados niveles de estrés, junto con las dificultades para tomar decisiones, desarrollar nuevas habilidades o planificar actividades, reducen las posibilidades reales de reorganizar una nueva vida

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