lunes, 1 de febrero de 2016

LA CONSULTA DEL PSICÓLOGO

LA CONSULTA DEL PSICÓLOGO

        Ir al psicólogo no es “estar loco”. Al igual que intentamos mantener una higiene dental sana con el odontólogo, acudir al psicólogo nos ayuda a mantener una mente saludable.
            Son diversas las causas por las que una persona acude a una consulta de psicología. Puede ser que exista un dolor emocional que afecte a una o varias áreas de su vida, puede ser también debido a que la persona decida llevar una vida más plena y feliz. Pero de cualquier forma y motivo por el que se acude a un psicólogo, siempre encontrará en él  a un profesional (en este caso, un profesional de la conducta humana) preparado para enseñar una serie de habilidades, técnicas y estrategias psicológicas para conseguir que las personas afronten los problemas hasta superarlos; y como en este contexto la base fundamental es el diálogo, el psicólogo proporcionará un ambiente de apoyo que permita hablar abiertamente de una forma neutral e imparcial, un lugar seguro y confidencial donde él y su cliente trabajarán en equipo para descubrir las causas que impiden a éste disfrutar de todo su potencial y bienestar. En ese espacio tranquilo y seguro el paciente puede sentir que ahí tiene un lugar para él, donde cada día que llega lo encuentra igual que cuando se marchó; un lugar donde siempre será recibido de forma parecida, casi ritual: se le abrirá la puerta, seguidamente se le sonreirá, se le dará la mano y se le pedirá que pase a la salita, y en unos minutos se le llamará, aunque a veces pasará directamente a la sesión. De una manera sincera y familiar el psicólogo le transmite que se le estaba esperando.

            Pero el psicólogo no es un chamán, un visionario,…. No es más que un ser humano (entre otras cosas un profesional de la conducta) intentando ayudar a otro ser humano. En este sentido, podría aclarar la idea un fragmento del texto de Embracing  Your Demons:
“No quiero que pienses que tengo toda mi vida en orden, Es más como si se tratara de ti escalando tu montaña allí y yo escalando la mía aquí. No es como si yo ya hubiera alcanzado la cumbre y estoy descansando. Es sólo que desde donde yo estoy en mi montaña, puedo ver los obstáculos en tu montaña que tú no puedes ver. De modo que puedo señalártelos y tal vez mostrarte algún camino alternativo para sortearlos”.
            Muy al principio de la terapia lo primero que hará el psicólogo cuando el cliente llega a su consulta, será evaluar el problema para poder hacer un diagnóstico en el que basar el tratamiento . Por tanto le pedirá a su cliente que le cuente lo que le pasa, le hará preguntas sobre su contexto y circunstancias, y con la información obtenida, entre los dos se planteará cuáles van a ser los objetivos del tratamiento, es decir, lo que se quiere lograr con la terapia.

            

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