martes, 14 de marzo de 2017

LA MODA DE "TENER QUE SER POSITIVO

La psicóloga Julie K, Norem, profesora de psicología de la Universidad de Wellesley (EEUU) en su libro " El poder positivo del pensamiento negativo" Ed Paidos, considera que en la actualidad es innegable la existencia de una fuerte presión que nos insta a considerar sólo el lado brillante de la vida. Sin embargo las emociones negativas forman parte de ella, nos aportan información importante sobre lo que nos rodea y sobre en qué debemos poner atención. Intentar suprimir estos pensamientos puede tener efectos negativos sobre nuestra salud y bienestar.
Vivimos en una época en que está de moda el ser positivo. Una sociedad seducida por vendedores de sueños irrealizables, y en esta situación se ha creado una nueva clase de discriminación, la de los que sufren. En esta "moda positiva" se pueden  producir terribles consecuencias sobre la sociedad: "Si la vida te pone de rodillas aprovecha para frenar". Esta actitud puede encadenarnos a la abnegación y a una especie de indefensión adquirida.          
Particularmente pienso como Mario Alonso Puig en su libro "Ahora yo"que una persona que mantiene una actitud positiva no niega necesariamente la realidad, ni las dificultades que ésta puede ofrecer. Simplemente se centra menos en el problema y más en la solución; pero la actitud positiva es una condición, posiblemente necesaria, "pero no suficiente". En este sentido deberíamos tener claro que aunque una actitud positiva nos hace más creativos, entusiastas y responsables, pensar que sólo con la actitud alcanzaremos lo que deseamos lleva a algunas personas a la frustración.
Mantener la dosis justa de ilusión para lograr algo y, al mismo tiempo, no perder de vista la realidad, parece ser el lo importante.
La ilusión y el entusiasmo mueven resortes muy profundos del ser humano, mecanismos que nunca experimentarán aquellos que desconocen el poder transformador de un sueño. En este sentido hay que actuar sabiendo que eventualmente van a suceder cosas que no queremos que ocurran, pero no debemos permitir que esto elimine la alegría de vivir.
Quizá la mejor alternativa sería una posición intermedia o híbrida que aglutinara el pensamiento positivo y el realismo. Un esquema a en que sólo se incluyeran objetivos realizables. En esta línea hay científicos como Oettingen que llegan a la conclusión que cuanto más razonables son las metas fijadas, mejores resultados se obtienen.
En líneas generales, podemos decir, a modo de resumen, que tenemos que decir basta a la postura de moda del positivismo. Una postura calificada por muchos como tiránica y generalizada. Una postura, la del optimismo radical y pensamiento positivo, que no consiente ni siquiera la manifestación de un estado de ánimo negativo.
Cuando perdemos un trabajo, un amigo, una pareja, una casa,... En esas circunstancias no podemos ver el lado positivo. Y es que no se puede ver, porque esas circunstancias no lo tienen.
Cuando la adversidad se pone delante de nuestra vida, cuando el invitado a vivir es un invitado que nadie llamó pero que ahí lo tienes, y no me gusta, en esa circunstancia no debería centrarme en el sino, en buscar la forma para que se vaya, o que su compañía no me haga daño. Simplemente cuando aparezca el problema tendremos que centrarnos en su solución, pero en cualquier circunstancia son necesarias ciertas dosis de pesimismo para situarnos en la realidad y no dejarse llevar por las ilusiones, aunque esta posición no debe permitir, bajo ningún concepto, eliminar la alegría de vivir.

                                                                                                                               Victor Rams Maiques

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